Al igual que la bandera, el Escudo de Armas ha experimentado varias alteraciones desde que se creó hasta la actualidad, debido a nuevas concepciones y a diversas circunstancias. El primer escudo se estableció durante el gobierno de José Miguel Carrera, en 1812. Fue diseñado sobre un óvalo; en el centro tenía una columna que representaba el árbol de la libertad; sobre la columna se observaba un globo terráqueo; sobre el globo, una lanza y una palma cruzadas, y sobre éstas una estrella.
De pie junto a la columna, a un lado un hombre y al otro una mujer, ambos indígenas. En la parte superior, este escudo llevaba un lema el latín que significa “Después de las tinieblas, la luz”, y en la parte inferior, otro, también en latín, que significa “O por consejo o por espada”. En 1817, surgen dos nuevos escudos.
El de junio de ese año, simplemente conserva la columna, el globo y la estrella sobre un óvalo, que en su parte superior lleva impresa la palabra “Libertad”.
En octubre, se crea otro semejante al anterior, al que se le agrega dos banderas cuyos mástiles se entrecruzan, y desaparece la palabra “Libertad”.
El 23 de septiembre de 1819, el Senado aprobó un proyecto en el cual el escudo estaría formado en campo azul oscuro, ubicada en su centro una columna de tipo jónico sobre un pedestal de mármol blanco, encima el nuevo mundo americano, submontado un letrero que dice “Libertad”, y sobre éste una estrella de cinco puntas, representando a la provincia de Santiago.
A los dos lados de la columna, se veían otras dos estrellas iguales por Concepción y Coquimbo.
Este conjunto iba rodeado de dos ramas de laurel, atados sus cogollos con una cinta tricolor.
En el circuito de la cinta aparecía toda la armería en orden: caballería, infantería, dragones, artillería y bombardería, “con los demás jeroglíficos alusivos a la vil cadena de la esclavitud que supo romper la América”.
Para completarlo, un indígena sostenía en alto el escudo, tomándolo con sus manos por sobre su cabeza y sentado sobre un caimán americano.
Uno de los pies del aborigen se apoyaba en el llamado cuerno de Analtea, o de la fortuna. El caimán apretaba entre sus mandíbulas al león de Castilla, cuya corona estaban caída a un lado y que sujetaba la bandera española destrozada entre sus patas delanteras.
Este escudo despertó críticas que indujeron a reemplazarlo.
El gobierno de Joaquín Prieto llamó a concurso para reformar el escudo, siendo aprobado el modelo propuesto por Carlos Wood Taylor, un artista consumado.
En agosto de 1832, con la firma del presidente Prieto y su ministro Joaquín Tocornal, se envió el proyecto respectivo al Congreso, el que lo aprobó el 24 de junio de 1834, convirtiéndose éste en el Escudo nacional definitivo y actual, con los mismos colores de la bandera.
Está diseñado sobre un fondo figurativo cortado en dos campos: azul el superior y rojo el inferior, con una estrella blanca en el centro del fondo.
Sobre el fondo figurativo va un penacho o plumaje tricolor: azul, blanco y rojo, y por soportes lleva un huemul a la derecha y un cóndor a la izquierda, cada uno con una corona naval dorada. Todo este conjunto tiene los Andes americanos.
Es la mayor de las aves que vuelan. Finalmente, el 18 de octubre de 1967, por Decreto Supremo se especifica claramente las características del actual Escudo Nacional en toda su integridad se lo declara “emblema nacional”, junto con la bandera, las escarapela y el estandarte presidencial.
Fuente: Revista Icarito